Al realizar una fotografía, al presionar el obturador se está captando un instante. Un instante único e irrepetible, en el espacio y en el tiempo. Después de captar esa imagen, lo allí reflejado, no volverá a repetirse de la misma manera nunca más.
Nuestro cerebro funciona con imágenes y emociones. Cada imagen provoca una emoción, una sensación. cada fotografía capta una imagen única e irrepetible. Cada fotografía es única, pero las sensaciones, las emociones que puede provocar son tantas como las personas que pueden llegar a contemplarla.
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| Robert Capa, Barcelona, enero 1939 |
Miremos esta fotografía de Robert Capa realizada durante la Guerra Civil española, observemosla. desde el primer momento nuestra atención se fija en el ojo de la niña, ese ojo negro, esa mirada perdida que ni siquiera repara en el fotógrafo Enmarcamos el ojo en el rostro, nos fijamos luego en la prenda de cuello negro con la que intenta abrigarse, reparamos, al final, en los bultos que la rodean situados sobre el sucio asfalto.
Podemos sentir la tristeza, el agotamiento, la desolación, la fragilidad de la niña. Podemos estremecernos al imaginar las trágicas circunstancias del momento. ¿Qué sintió Robert Capa al encontrarse a esa niña? ¿Que sintió cuando enmarcaba la imagen y disparaba la cámara? ¿Que sintió cuando vio la copia?
En una fotografía vemos mucho más que una imagen. Podemos acercarnos al momento que captó el fotógrafo, imaginar que sintió, que le llevo a retratar justo a esa niña, justo en ese instante. El momento y las circunstancias en que presiono el obturador. Las emociones y las sensaciones de ese instante único e irrepetible.
